Algunas informaciones sobre el equipo de trabajo del presidente electo Joe Biden, apuntan a que desde el primer día de gobierno, se cumplirá una de las principales promesas de campaña del presidente demócrata. Se presentará un proyecto de reforma para la naturalización de cerca de 11 millones de indocumentados en Estados Unidos.
Esta noticia ha sido bien recibida por indocumentados y grupo defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes tras cuatro años de políticas restrictivas y deportaciones masivas de la administración presidente Donald J. Trump, están viendo una luz luego de vivir momentos angustiantes por las persecuciones puestas en práctica por las agencias federales.
Este proyecto fue anunciado en reunión con líderes hispanos y defensores de inmigrantes, quienes incluso se mostraron sorprendidos por la acción inmediata que buscaría el demócrata de acuerdo a un reporte de The Associated Press.
Sin embargo, igualmente hay cierta desconfianza sobre el plan, debido a que en el año 2008 el propio presidente Barack Obama realizó una promesa sobre una reforma en materia de inmigración que no cumplió.
Posteriormente, durante su segundo mandato el presidente Obama, lanzó el programa Deferred Action for Childhood Arrival (DACA), «Acción Diferida para los Llegados en la Infancia«, una medida que para muchos no solventó todas las necesidades de los inmigrantes.
Ahora, en esta oportunidad, la necesidad de proteger a los indocumentados tiene un motivo especial, ya que en medio de la pandemia de coronavirus en Estados Unidos, al menos nueve millones realizan trabajos esenciales, incluidas labores agrícolas, suministro en la cadena de alimentos y así como preparación y reparto de alimentos.
“En estos tiempos únicos… ha destacado su trabajo crucial como trabajadores agrícolas que cosechan la comida de los estadounidenses; empleados que almacenan estantes de comestibles, y repartidores que llevan comida con seguridad a los hogares”, apunta un reporte del Center for American Progress (CAP), «Centro para el Progreso Americano«.
Marielena Hincapie, directora ejecutiva del National Immigration Law Center, «Centro Nacional de Leyes de Inmigración«, reconoció sentirse sorprendía, ya que el gobierno iría en dirección opuesta al gobierno presidente Trump.
“Esto realmente representa un cambio histórico de la agenda antiinmigrante de Trump”, dijo.
Ron Klain, el jefe de Gabinete de Biden, también confirmó que el presidente electo se enviará un proyecto de ley de inmigración al Congreso “en su primer día en el cargo”.
Domingo García, presidente de League of United Latin American Citizens (LULAC), «Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos«, estuvo presente en la reunión de la semana pasada entre líderes hispanos y el presidente electo, lo cual confirmó la oficina de transición.
“(En) su primer día planea introducir una legislación de reforma migratoria y proteger a los beneficiarios de DACA”, indicó la campaña sin precisar sobre los indocumentados.
La más grande y reciente reforma migratoria en Estados Unidos, se llevó a cabo en 1986, y dio alivio a casi tres millones de indocumentados en el país.
Esta reforma fue impulsada por demócratas y firmada por el entonces presidente republicano Ronald Reagan.
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