El director de Office of the Director of National Intelligence (ODNI), “Oficina de Inteligencia Nacional” de Estados Unidos, John Ratcliffe, afirmó en un artículo de opinión que China ha realizado pruebas biológicas en personal militar en un esfuerzo por diseñar soldados capaces de realizar hazañas físicas mejoradas.
Ratcliffe, abordó el tema de los “super soldados” indicando que China habría hecho “pruebas en humanos” que son miembros de su ejército buscando mejorar las capacidades de sus soldados con modificaciones genéticas.
Esta afirmación fue realizada en un artículo en The Wall Street Journal, en donde comentó esta y otras amenazas que el Partido Comunista Chino (PCCh) plantea a los Estados Unidos en el futuro cercano.
En este artículo de opinión, titulado “China es la amenaza número uno para la seguridad nacional”, Ratcliffe mencionó a China como la mayor amenaza para la democracia y la libertad desde la Segunda Guerra Mundial. Continuó enumerando algunas de sus tácticas.
El DNI describió el enfoque de China sobre el espionaje económico como “robar, replicar y reemplazar”, citando el caso de la empresa china Sinovel Wind Group Co., Ltd. (華 銳 風 電), que un tribunal federal de Estados Unidos, encontró que había robado secretos comerciales de American Superconductor (AMSC).
Esta compañía estadounidense sufrió pérdidas masivas, mientras que hoy Sinovel opera “como si construyera un negocio legítimo a través del ingenio y el trabajo duro en lugar del robo”, escribió Ratcliffe.
Señaló que las estimaciones del gobierno de los Estados Unidos sobre el impacto del robo de propiedad intelectual en China son tan altas como $500 mil millones al año.
Las operaciones de influencia del PCCh dirigidas a políticos estadounidenses también están en aumento, afirmó Ratcliffe.
Señaló una campaña dirigida a “varias docenas de miembros del Congreso y asistentes del Congreso” y dijo que China está tratando de influir en el Congreso “seis veces la frecuencia de Rusia y 12 veces la frecuencia de Irán”, aunque no dio más detalles.
Ratcliffe también mencionó un escenario en el que las fábricas de propiedad china a instancias de Beijing presionan a los trabajadores estadounidenses a través de los sindicatos para exigir que los políticos locales adopten políticas pro-China.
El DNI estadounidense afirma que las operaciones de este tipo se han vuelto ya normales en Estados Unidos, por lo que nadie está viendo el trasfondo real de este tipo de actos.
Ratcliffe hizo mención de un “agresivo plan del presidente Xi Jinping de convertir a China en la principal potencia militar del mundo”. Como parte de este plan, Ratcliffe aseguró que China roba tecnología de defensa estadounidense que es incorporada al ejército de ese país.
“No hay límites éticos para Pekín en su búsqueda de poder”, escribió Ratcliffe sin ofrecer más detalles. Luego de este artículo, su oficina ODNI, rechazó las solicitudes de los medios de entrevistas de seguimiento sobre el tema.
Sin embargo, aunque parezca algo de ficción, en octubre de 2019, dos académicos estadounidenses de la The Jamestown Foundation, “Fundación Jamestown” publicaron un artículo sobre las ambiciones chinas de aplicar sus logros biotecnológicos al entorno militar.
Los autores de esta investigación, Elsa Kania y Wilson VornDick, se centraron específicamente en el uso que podría estar haciendo China de la famosa herramienta de edición de genes ‘CRISPR’, que se ha empleado para tratar enfermedades genéticas y modificar algunas plantas.
“Si bien el potencial aprovechamiento de CRISPR para aumentar las capacidades humanas en el terreno militar sigue siendo solo una posibilidad hipotética en el presente, hay indicios de que los investigadores militares chinos están comenzando a explorar su potencial”, escribieron los académicos.
“La biotecnología moderna y su integración con la información, la nano (tecnología) y los dominios cognitivos, etc, tendrán influencias revolucionarias sobre las armas y el equipamiento, los espacios de combate, las formas de guerra y las teorías militares”, habría dicho el mayor general chino He Fuchu en 2017, según Kania y VornDick.
Estos dos investigadores, aseguran que en general, se han creado “sinergias importantes entre las direcciones de investigación militar, académica y comercial”.
“Hoy, la República Popular China está explorando activamente nuevas fronteras de estas tecnologías biológicas interdisciplinarias: desde estos desarrollos destacados en CRISPR hasta la robótica biónica, los exoesqueletos inteligentes y las técnicas para la colaboración entre humanos y máquinas. Así también, en un momento en que las universidades y empresas chinas están buscando inversiones y expandiendo las colaboraciones de investigación global en tales campos, es importante que sus socios extranjeros estén al tanto de los intereses y la participación de sus contrapartes”, concluyen los autores de la publicación.
Igualmente, Kania y VornDick, agregaron que «aunque la investigación biomédica implica numerosas aplicaciones prometedoras en medicina y terapéutica, también hay motivos de preocupación por algunas de las externalidades éticas y de seguridad de estos compromisos de investigación«.
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