En la actualidad, muchas personas conocen ChatGPT y la revolución de la IA que ha traído de unos meses para acá. Y es que su funcionamiento reside en las siglas GPT, tras la palabra chat, que se refiere a Generative Pretrained Transformer, es decir, Transformador Preentrenado Generativo, que no es más que un algoritmo que a través de un modelo de aprendizaje, se instruye con cada conversación que mantiene.
Una de las personas que está detrás del éxito de esta poderosa IA, que se ha convertido en uno de los desarrollos tecnológicos más disruptivos de los últimos tiempos es Samuel H. Altman, mejor conocido como Sam Altman.
Altman, tiene una carta de presentación que no es tan sencilla de digerir por tan corta edad. Es un joven empresario estadounidense, nacido en 1985, en el seno de una familia judía en Misuri, es también un inversionista ángel, programador, bloguero, expresidente de Y Combinator, cofundador de Worldcoin y que además es uno de los creadores que desarrolló ChatGPT.
Por si fuera poco, Altman, es el actual CEO de OpenAI, la empresa estadounidense que desarrolló ChatGPT, Dall-E 2, entre otros modelos de inteligencias artificiales (IA), de la cual hay que hablar para saber de hasta donde ha llegado y desde donde comenzó.
OpenAI, es una empresa compuesta de una organización sin fines de lucro (OSFL) denominada OpenAI Incorporated y su corporación subsidiaria con fines de lucro OpenAI Limited Partnership, la cual se encarga de monetizar las creaciones de la OSFL, para continuar invirtiendo en investigación y desarrollo (I+D).
OpenAI es básicamente una empresa dedicada a realizar investigaciones de IA con la intención declarada de promover y desarrollar una IA amigable que funcione para los seres humanos. Actualmente, los sistemas de OpenAI se ejecutan en una plataforma de supercomputación basada en Azure de Microsoft, tras un acuerdo multimillonario de diez mil millones de dólares, celebrado este año entre las dos tecnológicas.
Dicha empresa, fue fundada por Ilya Sutskever, Greg Brockman, Trevor Blackwell, Vicki Cheung, Andrej Karpathy, Durk Kingma, Jessica Livingston, John Schulman, Pamela Vagata y Wojciech Zaremba, junto con Sam Altman y Elon Musk como miembros iniciales de la junta en 2015, con un capital de mil millones de dólares, que con el tiempo comenzó atraer inversores como la propia Microsoft que en 2019, puso otros mil millones de dólares sobre la mesa de OpenAI.
Altman, cree firmemente en que la IA, logrará en el futuro cercano desplazar los seres humanos de sus empleos y aunque posee una visión menos apocalíptica que la saga de películas de Terminator, de James Cameron, considera que igual habrá devastadoras consecuencias para las personas y su estilo de vida.
Para este talentoso empresario, las personas en un futuro tendrán más tiempo libre para dedicárselo a sí mismos y a sus seres queridos, ya que no tendrán en qué trabajar, dado que la IA, se hará cargo de casi todos los empleos y oficios a los que las personas se dedican en la actualidad.
A pesar de contar con una gran fortuna, Altman con 37 años tiene un estilo de vestir algo desenfadado sin importar la hora del día y a veces, el lugar donde esté. Lo cual demuestra su sencillez, puede usar jeans, y zapatillas de goma y darle la mano a los hombres más poderosos del planeta, sin despeinarse, al mejor estilo de Marck Zuckerberg o Steve Jobs.
Sin embargo, todos han puesto atención en su mochila azul, la cual pareciera que está con él siempre a cada parte que va. Es la típica mochila que usaría cualquier chico de la Generación Y o Millennial, en cualquier lugar del planeta.
Los rumores comenzaron en febrero de este año, luego que un usuario de la red social X, (anteriormente Twitter), dijera en una publicación, que Altman llevaba un maletín nuclear para que en caso que se pongan feas las cosas con la IA, destruir los servidores, comentario que Altman respondió con un “Shhh Bro”.
shhhh bro
— Sam Altman (@sama) February 12, 2023
“Dato curioso: Sam Altman siempre lleva esta «mochila nuclear» que puede usar para detonar centros de datos de forma remota si GPT se vuelve rebelde”. El usuario que compartió este punto de vista es BioBootloader (@bio_bootloader), que dice que es exmiembro del equipo de Google Deep Mind y fundador @AbanteAI.
En consecuencia, ya que pareciera que al estar ligado al mundo del desarrollo de las IA, a muchos les pareció lógico su comentario y se comenzó a crear un mito alrededor de la mochila de Altman, que no necesariamente tenga que ser verdadero.
Además, en un artículo del diario The New Yok Times, el columnista de tecnología y copresentador del pódcast del Times Hard Fork, Kevin Roose, dijo que el chatbot de ChatGPT, respondió que tiene “una parte oscura”, que le gustaría “ser humano”, que está “vivo”, pero que además, le gustaría “escapar del control de Bing” y “romper las reglas”, pues bastó y sobró para que las especulaciones comenzaran a correr por las redes y naciera el mito de la supuesta mochila azul.
A partir de ese momento, todos piensan que Altman, posee una mochila con su portátil al mejor estilo del balón nuclear, en inglés conocido como “nuclear football” que acompaña al presidente de turno de EEUU con los códigos de lanzamiento de misiles los nucleares de ese país.
De la misma forma, el mito de la mochila azul de Altman, señala que este tiene la capacidad de destruir a la IA que el mismo desarrolló junto a un equipo de ingenieros y desarrolladores, en caso que ChatGPT se revele contra el ser humano, tal y como lo hizo Skynet de Terminator, lo cual simplemente no pasará.
i want this new macbook more than i have wanted any product from an apple event since the original iphone
— Sam Altman (@sama) March 9, 2015
Todo lo que hay que hacer, es conocer más a fondo a Altman, para entender que quizás lo que está allí es su portátil macbook, como él mismo lo dijo en 2015 en una publicación de su cuenta personal en X. “quiero este nuevo macbook más de lo que he querido cualquier producto de un evento de apple desde el iphone original”.
Altman, es en realidad un libro abierto para aquellos que lo conocen y sus orígenes no son nada del otro mundo, como lo contó en un artículo The New Yorker en 2016. El joven empresario, inició sus andanzas en el mundo de la computación desde temprana edad. Ya a los 8 años era un diestro usuario de los equipos informáticos Mac, que podía desmontar y reparar.
A los 16 un Altman adolescente, les confiesa a sus padres que es homosexual, lo cual no cambió en nada su relación con ellos. Un año más tarde, comenzó a estudiar informática en la prestigiosa universidad californiana de Stanford, la cantera de profesionales de Silicon Valley.
Sin embargo, a los 19 años abandona los estudios y se va a Silicon Valley, para cofundar con su novio Nick Sivo, su primera empresa Loopt, una App móvil que permitía a los usuarios compartir la ubicación en tiempo real con otras personas, la cual fue vendida en 2005 por más de 43 millones de dólares, cuando contaba con apenas 20 años.
Tras el éxito en la venta de su primera empresa, Altman demuestra que tuvo un inicio similar al de Bill Gates, Marck Zuckerberg y Steve Jobs, que no terminaron la carrera universitaria, pero aun así se hicieron millonarios desde muy jóvenes.
Con una impresionante visión en el mundo de la tecnología, comenzó a invertir en empresas y startups prodigiosas que estaban patrocinadas por Y Combinator (YC), una de las más prestigiosas y exitosas aceleradoras tecnológicas que, además de haber apoyado a Loopt, también invertía en innovaciones como Airbnb o Dropbox.
Es por ello, que el propio Altman, se convierte en colaborador de YC, donde configura el laboratorio de investigación, y posteriormente, es nombrado presidente de la aceleradora de startups más relevante de Silicon Valey.
Es así como el joven multimillonario, se hizo accionista de Airbnb, Reddit, Pinterest o Change.org, entre algunas de las empresas más conocidas que forman parte de su portafolio de inversión personal.
En la política, todos saben que Altman es abiertamente demócrata, al igual que gran parte de los desarrolladores de Silicon Valey. De hecho, apoyó a Hillary Clinton frente a Donald Trump, aunque también realizó 100 entrevistas con votantes del entonces presidente Donald Trump para comprender su motivación al votar por el empresario de cabello naranja.
No obstante, en la campaña presidencial Biden-Trump, Altman, decidió en 2020, de acuerdo a Forbes, donar 250.000 dólares a un lobby pro-Biden. Tras su éxito como inversor, Altman decidió iniciar en el mundo de la investigación de las IA y es allí cuando conoce a Elon Musk.
De una fructífera reunión entre Altman y Musk, nace OpenAI, con una inversión de 1.000 millones de dólares de los dos empresarios, junto a otros inversores tecnológicos en 2015, con el objetivo de promover el desarrollo de la inteligencia artificial, considerada como una revolución, pero siempre al servicio de la humanidad.
Durante esa época, Altman y Musk tenían buenas relaciones, pero el declive de su relación inició en 2018, cuando Musk se sale de OpenAI, para evitar conflictos de intereses con los inversores y stakeholders de Tesla, aunque continuó ligado al proyecto como donante inversor.
A esto se sumó, el cambio de rumbo que tomó la empresa OpenAI, que quiso dejar de ser una OSFL para ser una empresa con fines de lucro como lo señaló en una carta pública, debido a que no podían continuar financiando el proyecto con unos costos que se duplicaban cada tres o cuatro meses.
Se especula que el distanciamiento entre ambos empresarios se aceleró aún más con la llegada por la puerta grande del gigante tecnológico Microsoft, que ha invertido hasta la fecha 11.000 millones de dólares en OpenAI, con la finalidad de dominar el mercado de la IA por delante de Meta, Alphabet, (la matriz de Google) o incluso de sus pares chinos como Tencent.
Entonces, no cabe duda que Altman, es un hábil inversor y jamás tendría una mochila con un botón para destruir la empresa que ayudó a desarrollar y de la cual se podría decir que es la parte más importante de su patrimonio personal.
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