Joseph Robinette Biden, llamado cariñosamente Joe Biden, ha sido nominado oficialmente por el Partido Demócrata, para ser el candidato de ese partido a la presidencia de los Estados Unidos. Los delegados del partido hicieron una votación en línea, durante la segunda jornada de la Convención Nacional Demócrata, que esta vez se celebró en forma Online debido a las restricciones que existente con el COVID-19, que ya ha causado en todo el país más de 172,564 muertos según los datos del sitio Web del Center for Systems Science and Engineering (CSSE), “Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas“ de la Johns Hopkins University (JHU), “Universidad Johns Hopkins“.
Como se recordará, Biden, quien nació en Scranton, Pensilvania y profesa la religión católica, no sólo es Senador por el estado de Delaware, cargo que ejerce desde hace 36 años, sino que además llegó a ser el vicepresidente del expresidente Barack Obama, por lo que a sus casi 78 años, próximos cumplirse el 20 de noviembre, ya ha completado el circuito para cualquier político en los Estados Unidos y ahora va por la presidencia del país. Si bien es cierto que tuvo un par de intentos anteriores de acceder a la Casa Blanca como presidente, ambos fueron fallidos y terriblemente catastróficos para su imagen política.
En uno, se le acusó de haber copiado frases enteras de un discurso por el líder laborista británico Neil Kinnock, aunque más tarde la culpa de ello recayó en un asesor que preparó el discurso de Biden, mientras que en otro, se le acusó de mentir sobre aspectos de su carrera universitaria, como la beca, el nombre de la Universidad y el número de su posición en la clase, que obviamente, incidieron para que en la elección del 2008, no alcanzara ni siquiera el 1% de los votos en las Primarias de Iowa estado que lo castigó fuertemente por estos comportamientos.
Más tarde, pasó por varias tragedias personales, que marcaron su vida para siempre, la primera de ellas, de acuerdo con sus médicos apenas salvó su vida, porque al hacerse un chequeo médico durante el proceso de una de sus candidaturas, le descubrieron dos aneurismas cerebrales que requirieron intervención quirúrgica inmediata.
También durante un accidente de tráfico, un tráiler embistió su coche, haciendo que su esposa, Neilia, y su hija de un año, Naomi, fallecieran en el acto, aunque sus dos hijos varones, Beau y Hunter sobrevivieron al catastrófico evento que enlutó a Biden. No obstante, 42 años después, en 2015, su hijo Beau falleció de un tumor cerebral fulminante, siendo esta la principal razón por la que Biden no disputó a Hillary Clinton ni a Bernie Sanders, aquellas Primarias de 2016 donde competirían con candidato republicano, que hoy en día es el presidente de los Estados Unidos.
De Biden, se admira su capacidad de negociar y dominar los pactos en el Senado de Estados Unidos con el partido republicano, gracias a esa capacidad de conciliación que posee y a que tiene el don de lo que se conoce en Estados Unidos cómo política ‘al por menor’, es decir, en el ‘uno a uno’. Esa capacidad, le ha valido grandes amistades en el bando contrario, por lo que no es extraño observar cómo es que alguien de la talla del general y político republicano Colin Powell, apoye su candidatura abiertamente o de Cindy McCain, presidenta ejecutiva de Hensley & Co., una de las más grandes distribuidoras de las cervezas Anheuser-Busch de esa nación con una fortuna estimada en más de 15.5 millones de dólares y quien fuera la esposa de John McCain, Senador republicano de Estados Unidos por Arizona y dos veces candidato presidencial en 2000 y 2008.
El objetivo de Biden sin duda es ser el candidato de consenso para derrotar a Donald J. Trump, que sin duda a pesar de tener casi todo el escenario político y económico en contra por las consecuencias de la pandemia del coronavirus en el país, es un candidato formidable, que se mueve como pez en el agua frente a las cámaras y en los debates, por ello Biden, está buscando el apoyo de todo aquel que no esté a fin o de acuerdo con la política que ha llevado a cabo el presidente Trump.
Esta elección es ahora la muestra de un país absolutamente dividido por las posiciones de una clase obrera blanca y sus aliados evangélicos que ahora votan por Trump versus el candidato de un grupo más heterogéneo que forma una gran coalición de minorías, mujeres, los representados en el movimiento Black Lives Matter (#BLM) y de los derechos de los homosexuales y transgéneros, que junto a otros grupos con un nivel educativo más alto ahora apoyan a Biden.
Todo esto sin contar con el hecho, que para Biden a su edad, es posiblemente su última oportunidad para ser presidente de Estados Unidos, lo cual de seguro brindará un contienda signada por las acusaciones de fraude, descalificaciones y otros hechos que darán que hablar, pues cómo ha dicho el propio presidente Trump, “la única forma que él pierda la reelección, es porque los demócratas le hicieron trampa”, una afirmación insidiosa, cargada de veneno, bastante terrible para un país, donde la tradición democrática es ejemplo en todo el mundo, más allá de lo complicado que resulta el proceso mismo de votación.
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