La comunidad residente del condado de Maui, en Hawaii, todavía no sale de su asombro y tristeza por la destrucción y daños que causo el incendio forestal de la semana pasada. Hasta ahora, se han contabilizado al menos 111 personas fallecidas cuando el infierno arrasó Lahaina la semana pasada en la isla de Maui.
La ciudad de Lahaina la zona más grande en West Maui, que destaca por sus hermosos balnearios de Kaanapali y Kapalua, quedó en cenizas literalmente, convirtiéndose en una zona devastada tras el catastrófico incendio forestal que arrasó la localidad.
Este incendio ha sido catalogado como uno de los incendios más mortíferos de Estados Unidos en los últimos tiempos, junto con el incendio de Camp Fire de 2018 en California, que se extendió por la ciudad de Paradise y destruyó 19.000 edificios y matando a 85 personas.
Los incendios forestales en Maui, arrasaron edificaciones enteras, casas, vehículos, vegetación, áreas de servicios, etc., obligando a los residentes a huir hacia el océano como una vía de escape, en una carrera marcada por la desesperación de quedar atrapados en las violentas llamas, ya que muchos residentes no sabían que su ciudad estaba en peligro hasta que vieron las llamas por sí mismos.
Al día de hoy, los equipos de rescate siguen buscando sobrevivientes en Lahaina, pero también tratan de recuperar los cuerpos de aquellos que no corrieron con suerte tras la llegada de las llamas a sus hogares.
Según los cálculos, unas 2.200 estructuras han quedado destruidas en esa ciudad. Una ciudad donde los incendios forestales eran realmente extraños, al igual que en el resto de Hawaii, pero la sequía, la introducción de especies invasoras y el desarrollo humano han llevado a esas islas a regresar a la era de fuego, también llamada Piroceno.
De hecho, quienes investigan el fenómeno del Piroceno, sostienen que los incendios que actualmente enfrentamos, no son como los de antes, puesto que son más agresivos, voraces y están generando cambios profundos en el planeta, sustituyendo el papel del ser humano en su papel de escultor de los paisajes y ecosistemas.
Hasta hace pocos años atrás, el ser humano había sido capaz de controlar los incendios forestales y hasta cierto punto, el fuego había sido un gran aliado para modelar las zonas del planeta que este afectaba.
Pero con el cambio climático y el abandono del cuidado de las zonas forestales, el desvío de ríos y cambio de las rutas de los afluentes subterráneos, aunado a la permisividad de las autoridades sobre la acumulación de extensas zonas de vegetación seca, hace que esta biomasa se acumule y que a su vez se transforma en más combustible para los incendios que están alterando profundamente los paisajes y la atmósfera, generando un ciclo redundante.
Cuando existe una atmósfera más cálida tiene la capacidad de absorber más humedad del paisaje, por lo que el cambio climático, contribuye a incendios cada vez más incontrolables, haciendo que las sequías sean más frecuentes, más largas y más graves, por lo que hay menos humedad para mojar el paisaje.
En consecuencia, el cambio climático está empeorando los incendios forestales con el paso del tiempo, generando incendios que son cada vez más incontrolables, los cuales apenas en algunas ocasiones se han podido mantener a raya, mientras en otras, estos escapan del control de los bomberos y arrasan ciudades como Lahaina, en Maui.
Eso explica, cómo una ciudad enclavada en una isla tropical en medio del Pacífico, con calles modernas, aceras modernas, césped cuidado, equipos de incendios y en una región del mundo, donde solo ocurrieron incendios forestales en contadas ocasiones en la prehistoria, ahora ha padecido uno de los incendios más devastadores de Estados Unidos y con una cifra de muertes desoladora.
Los incendios en Lahaina han dejado en evidencia, que es posible que esa y otras ciudades de Hawaii, puedan ser víctimas de otro incendio forestal catastrófico que termine en pérdidas de vidas y destrucción.
Al evaluar las muchas causas que empeoraron los incendios, los fuertes vientos fueron uno de los factores relevantes, luego que poderosas ráfagas de hasta 130 kilómetros por hora arrastraron las llamas a una velocidad de 1.5 kilómetros por minuto a través de Lahaina, en un torbellino de fuego.
Si bien es cierto, que las autoridades continúan investigando a fondo las causas que provocaron y extendieron el incendio forestal que consumió Lahaina, se especula que también fueron cables eléctricos, que en su mayoría no estaban enterrados en el subsuelo, sino que estaban tendidos en postes aéreos, aunque todavía no hay una conclusión definitiva.
Por ahora, los funcionarios encargados de las emergencias en Hawaii se encuentran bajo el ojo del huracán con los residentes, puesto que han sido criticados por la falta de advertencias a la comunidad de Lahaina, justo cuando el incendio forestal mortal e incontrolable comenzó a arrasar la ciudad.
Estos funcionarios, ahora sostienen bajo el asedio de los residentes, en que haber hecho sonar “las sirenas de emergencia no habría salvado vidas”. Herman Andaya, jefe de la Agencia de Manejo de Emergencias de Maui, que opera una red de 80 sirenas, defendió su decisión.
Andaya, dijo en una conferencia de prensa: “Las sirenas se utilizan principalmente para los tsunamis. El público está capacitado para buscar terrenos más altos en caso de que suene la sirena”, pero que sonarlas mientras el fuego llegaba sobre las más de 12.000 personas de Lahaina, no habría salvado vidas.
“Si hubiéramos hecho sonar la sirena esa noche, tememos que la gente se hubiera ido (a las colinas)… al fuego”, dijo el jefe de la Agencia de Manejo de Emergencias de Maui. Cuando se le preguntó a Andaya, si se lamentaba de haber tomado la decisión de no activar el sistema de alarmas, este respondió un lacónico: “No”.
Asimismo, los sobrevivientes del incendio, se han quejado de que el gobierno ha tardado mucho en ayudarlos; que la recuperación de la zona devastada avanza poco a poco y que aún se les impide regresar a lo que queda de sus hogares.
Del mismo modo, las críticas de los sobrevivientes han aumentado desde el desastre, y los sobrevivientes se quejan de que no hubo advertencias oficiales, con las redes de telefonía móvil y el suministro eléctrico cortados, limitando los canales a través de los cuales se recibían las alertas.
Esto ocasionó, que el alcalde, Richard Bissen, aceptara la renuncia de Andaya con efecto inmediato, anunció el condado Maui en Facebook. Andaya alegó motivos de salud no especificados para abandonar el cargo y no se ofrecieron más detalles.
Por su parte, Josh Green, como gobernador de Hawaii, ordenó la semana pasada una investigación sobre el “antes, durante y después” de la tragedia, para comprender cómo se pueden aprender lecciones para el futuro.
En cualquier caso, Maui se podrá recuperar de este incendio, pero la marca que quedó en esa comunidad de residentes y sobre todo en los sobrevivientes de Lahaina, requerirá mucho tiempo para sanar. Pero el cambio climático, no se detiene y este ha sido uno de muchos incendios que enfrentaremos en el planeta en los años venideros.
Para todos aquellos con voluntad de ayudar a las víctimas de este desastre pueden visitar la página (en inglés) de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Hawaii (HVCB, por sus siglas en inglés) en el siguiente link: https://www.hvcb.org/malama-maui/, que describe varios sitios de donación y brinda información útil o pueden comunicarse directamente con la oficina de Servicios de Donantes por el correo [email protected] o a través del teléfono (808) 566-5560 ¡su ayuda es importante!.
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