Ha llegado la fecha, en que los países del planeta se sienten en la mesa para abordar la emergencia climática que amenaza la supervivencia del hombre y la fauna en el mediano y largo plazo. Durante la UN Climate Change Conference (COP26), “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático” se vivirán días intensos de negociaciones y acuerdos.
La COP26 se celebrará en el Scottish Event Campus (SEC) de la ciudad escocesa de Glasgow, en Reino Unido, desde el 31 de octubre al 12 de noviembre una fecha de clausura estimada “ya que pudiera sufrir algún cambio”.
Esta edición actual del COP26, cuenta con la organización técnica de Reino Unido e Italia, y se celebra este año de forma presencial después del aplazamiento de la reunión prevista para noviembre de 2020 a causa de la pandemia de la COVID-19.
Como cada año, los países se reúnen la idea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el aumento de las temperaturas en el futuro, mediante acuerdos y promesas que en ocasiones no se materializan, a pesar que ni siquiera con la pandemia, y el consiguiente parón económico a nivel mundial que hubo, fue suficiente para revertir la crisis climática que se avecina.
La edición anterior de esta serie de conferencias, como se recordará, se celebró en diciembre de 2019 en Madrid, España, motivado a la renuncia de Chile como país organizador, con ocasión de los problemas de estabilidad social y política que afrontó ese país.
Only 2 days to go! 🌍#COP26 is the world’s last, best chance to tackle #ClimateChange.#TogetherForOurPlanet
— COP26 (@COP26) October 29, 2021
En esta oportunidad, Reino Unidos como principal país organizador, nombró en enero de este año como presidente de la COP26 al diplomático y exparlamentario británico Alok Sharma, que ocupaba hasta la fecha el cargo de secretario de Estado de Negocios, energía y Estrategia industrial de su país.
Sharma manifestó el pasado 12 de octubre que “los líderes mundiales deben unirse en favor del planeta y cumplir en Glasgow la promesa hecha en la COP21 en París [2015]”. En concreto el presidente de la COP26, se refería en concreto a la necesidad de limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 ºC, con relación a la temperatura previa a la era industrial.
De hecho, Sharma apuntó cuatro elementos necesarios para considerar que esta conferencia sea un éxito:
1) Aprobar planes de acción climática [en todos y cada uno de los países] para reducir significativamente las emisiones para el año 2030 y alcanzar cero neto a mediados de este siglo;, y para apoyar la adaptación para hacer frente a las amenazas climáticas.
2) Poner en práctica acciones concretas para entregar estos planes de acción climática, incluidos acuerdos sobre la reducción del carbón, los automóviles eléctricos, la protección de los árboles y la reducción de las emisiones de metano.
3) Cumplir la promesa de dedicar 100,000 millones de dólares anuales a la lucha contra el cambio climático.
4) Aprobar una propuesta consensuada de nuevas acciones para mejorar los objetivos marcados en reuniones como la Cumbre de París.
La COP26, siempre lleva a cabo en las sesiones oficiales y las negociaciones entre países miembros, representados por sus delegaciones. Mientras que en paralelo, el encuentro es ideal para la celebración de actos diversos y reuniones de entidades y grupos implicados en la defensa del clima.
Para ello, las cumbres poseen dos áreas identificadas como zonas seguras. La primera es la zona azul está destinada a aquellas personas acreditadas dentro del ámbito de la United Nations Framework Convention on Climate Change (CMNUCC), “Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”.
En esta zona azul, los delegados de los países se reúnen para llevar a cabo las negociaciones formales y las consultas informales. Pueden también participar en reuniones con otras delegaciones para clarificar su posición e intereses cuando el objetivo es llegar a un acuerdo o superar un estancamiento en las negociaciones.
Mientras que en la zona verde es para el público en general y en ella se organizarán toda una serie de eventos, como talleres, instalaciones y exposiciones artísticas, demostraciones de tecnología y actos culturales para todo el público.
Hasta ahora los organizadores de la COP26, estiman en su balance que más de 120 jefes de estado y de gobierno, han comunicado su intención de asistir a la Cumbre del Clima que se celebrará en Glasgow, pero con algunas ausencias importantes como las de los líderes de Rusia y China, dos de los países que más contaminan en el planeta.
Por otra parte, la organización de la COP26 espera la asistencia de 25,000 personas a los diversos actos del encuentro y ha establecido normas especiales para prevenir contagios por la COVID-19, además de los correspondientes activistas que siempre se presentan en este tipo de eventos.
De hecho, este viernes los manifestantes comenzaban a reunirse en el corazón del distrito financiero de Londres para presionar contra el uso de combustibles fósiles en vísperas del inicio de la COP26, en Glasgow.
School strike week 167. Today we’re outside @StanChart asking them to stop funding our destruction. Banks still pour fantasy amounts into fossil fuels, destabilising the planet and putting many people’s lives at risk. #FridaysForFuture #CleanUpStandardChartered #UprootTheSystem pic.twitter.com/6N9EI2A7fR
— Greta Thunberg (@GretaThunberg) October 29, 2021
La activista sueca Greta Thunberg, estuvo presente en las protestas que se desarrollaron este viernes en la capital británica, como parte de un día de activismo global antes del inicio de la cumbre el próximo domingo. Thunberg, se encontraba con otros activistas frente al banco internacional Standard Chartered.
Estos activistas que se congregaron en el distrito financiero de Londres, comenzaron la jornada de protestas en el Monumento a la Justicia Climática, en el exterior del mercado de seguros Lloyd’s of London, donde los manifestantes exigieron a los responsables del sistema financiero global, dejar de invertir en el uso de combustibles fósiles.
En el lugar, depositaron flores rojas que formaron la frase “Rise Remember Resist” (“Levantarse, recordar, resistir”) antes de comenzar a marchar, escoltados por la policía, rumbo a varias instituciones prominentes en el distrito financiero de Londres.
Entre las consignas coreadas por los manifestantes, decían: “¡Asegura nuestro futuro, no la contaminación!” mientras se dirigían hacia la firma financiera Macquarie Capital. En las afueras de la empresa, mujeres se vistieron como brujas y sostuvieron timbales, lamentándose y yaciendo en el piso con rosas blancas.
Entre los manifestantes hay personas que viajaron del frente del cambio climático en Asia y el Pacífico para señalar a los bancos que afirman que son los responsables de financiar actividades que han destruido sus hogares debido al aumento del nivel de los océanos. Estos manifestantes permanecerán todo el tiempo que sea necesario para protestar por un cambio.
No obstante, todavía las esperanzas de muchos ambientalistas están cifradas en el 12 de noviembre, fecha en que finalizará la COP26, que según consideran es la última oportunidad que tiene el mundo para cambiar el rumbo en la lucha contra el cambio climático.
Pero desde ahora algunos analistas estiman que esta Cumbre, será igual a las otras, en donde los acuerdos no serán respetados y los gobernantes realmente harán muy poco en pro de detener el cambio climático que se avecina a medida que la temperatura de la Tierra siga subiendo.
De hecho, el propio primer ministro británico Boris Johnson, gobernante del país anfitrión de la cumbre, dijo que es “imprevisible” si la misma concluirá con un resultado positivo, algo que los ambientalistas así como las personas preocupadas por el ambiente, desean que pueda ocurrir.
In four days, world leaders will be put to the test at #COP26.
Their actions — or inactions — will show their seriousness about addressing the climate crisis.
Only with bold, ambitious 2030 targets, and new, concrete policies will we reverse this global emergency.
— António Guterres (@antonioguterres) October 28, 2021
Asimismo, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, advirtió en la cumbre del Grupo de los 20 de las principales naciones industriales y en desarrollo que “se corre el fuerte riesgo de que Glasgow no cumpla”, lo cual ha marcado en los días previos a la COP26 un escenario bien desalentador.
Guterres, dijo que a pesar de las metas climáticas actualizas por muchos países, el mundo “todavía se dirige hacia una catástrofe climática”. Los meteorólogos han advertido que la Tierra se dirige a un camino sin retorno, que llevaría a que se incremente la temperatura del Planeta 2.7 grados por encima del promedio previo a la era industrial.
Por ello, parte de los grupos ecologista en general y de defensa del clima en particular se muestran escépticos de los resultados que se obtendrán en la COP26 y denuncian la escasa concreción con la que plantea esta reunión internacional.
Igualmente, las acciones de Brasil han dejado mucho que desear, porque el mayor país de Sudamérica incrementó el año pasado un 9,5% sus emisiones de gases de efecto invernadero tras la quema de miles de hectáreas de la selva virgen del Amazonas.
Este incremento quedó registrado en un informe publicado por el Sistema de Estimativas de Emissões de Gases de Efeito Estufa (SEEG), “Sistema de Estimaciones de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero” del Observatório do Clima, “Observatorio del Clima”,
El Observatório do Clima es una entidad no gubernamental brasileña en la que participan más de 70 entidades científicas, grupos de defensa del medio ambiente y fundaciones dedicadas al clima y diversas áreas de la protección de la naturaleza.
El informe del SEEG señala que los datos de 2020 sobre emisión de gases de efecto invernadero de Brasil, suponen “la mayor cantidad de emisiones de Brasil desde 2006” pese a que en este período se registró una caída del 4,6% del PIB.
Según los datos analizados por este sistema del Observatório do Clima se observó que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero se deben principalmente “al aumento de la deforestación registrada el año pasado, especialmente en la Amazonía”. Diversas organizaciones han difundido en redes sociales los resultados de este estudio.
Y es que en el informe del Observatório do Clima evaluando sólo el área de la Amazonía brasileña, las emisiones por cambios en el uso de la tierra alcanzaron 782 millones de toneladas de CO2, por lo que “Si el bosque brasileño fuera un país, sería el noveno emisor más grande del mundo, por delante de Alemania”.
Datos similares, en los que se expone la pérdida de bosques tropicales en el año 2020, pese a la pandemia de COVID-19, han sido publicados por otras entidades e instituciones especializadas, por ejemplo el Global Forest Watch.
Ahora se sabe que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, piensa proponer en la COP26 que los demás países del mundo, paguen a su país para no seguir talando, quemando y deforestando grandes áreas de bosque virgen del Amazonas brasileño, como una forma de cobrar un estipendio para cuidar su propio bosque en beneficio de todos en el planeta.
Dado los que se sabe acerca de los problemas en las economías globales, la falta de interés por controlar el consumo de fuentes de combustible fósil, así como también, la negativa a prescindir de fuentes de energía contaminantes y generadora de gases de efecto invernadero, prácticamente es poco probable que se logren acuerdos satisfactorios para todos en la COP26.
Esto supondrá más problemas relacionados con el clima, que año tras año irán empeorando, causando más estragos y destrucción, con la consiguiente pérdida de vidas humanas.
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