De acuerdo con un reportaje del diario The New York Times, altos cargos de la Casa Blanca están bloqueando nuevas directrices federales sobre el lanzamiento de emergencia de una vacuna contra el coronavirus.
Estos funcionarios de la Casa Blanca, que ya han confirmado la veracidad de esta afirmación del diario neoyorquino, señalan que, de aplicarse estas normas, la autorización de dicha vacuna se retrasaría más allá de las elecciones del 3 de noviembre.
Ante el bloqueo de la Casa Blanca, la Food and Drug Administration (FDA), la agencia de “Administración de Medicamentos y Alimentos”, está buscando otras maneras de asegurar que las vacunas cumplen con los criterios.
El problema principal fue la instrucción planificada de la FDA de que los laboratorios desarrolladores de vacunas sigan a los pacientes inscritos en sus ensayos durante al menos dos meses para descartar problemas de seguridad antes de buscar la aprobación de emergencia de la agencia.
Un alto funcionario de la administración del presidente Donald J. Trump, confirmó la medida el lunes por la noche, diciendo que la Casa Blanca creía que no había «razón clínica o médica» para el requisito adicional.
Por otra parte, una opción alternativa que baraja FDA es compartir los estándares con un comité de expertos externo que se reúna públicamente antes de que se apruebe cualquier vacuna para su uso de emergencia.
Es posible que esta reunión se lleve a cabo esta misma semana, de acuerdo a la publicación del diario neoyorquino. El objetivo primordial es que el comité supervise el cumplimiento de las directrices, a pesar de la reacción de la Casa Blanca.
No obstante, esta pelea sobre las pautas de la vacuna forma parte de una guerra entre el gobierno y las agencias federales encargadas de hacer frente a la pandemia, ya que desde la alta dirección de la administración del presidente Trump, se desea que se cumpla lo prometido por éste.
Por ello, los funcionarios de la Casa Blanca han intervenido en repetidas ocasiones para moldear las decisiones y los anuncios públicos de las agencias federales como la FDA, en un intento de escenificar una respuesta positiva del presidente Trump ante la crisis sanitaria.
Sin embargo, este comportamiento repetitivo y obsesivo de los funcionarios de la Casa Blanca, ha provocado que cada vez más funcionarios de carrera y designados políticos involucrados en la lucha contra el virus se muestren preocupados, tal y como apunta el New York Times.
El presidente Trump ya empeñado su palabra que habrá una vacuna antes de las elecciones y ha insistido en una posible “sorpresa”, algo que ha generado alarma en toda la comunidad científicos.
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