China es un país de extremos y realidades verdaderamente contrastantes, se puede ver desde el más puro amor por las mascotas y los animales en general que llevan a sus dueños a realizar costosos tratamientos de belleza a sus canes casi de forma enfermiza, hasta el más puro desdén por cualquier ser vivo que si se mueva y respire, porque es sólo comida.
Y este es el extremo más horrible que China, decidió mostrar al mundo luego de la matanza injustificada de un perrito de raza Corgi llamado Chaofen, (y si te lo preguntas, es el mismo de Cowboy Bebop) que fue golpeado mortalmente con un tubo metálico por parte de trabajadores de prevención de epidemias que desinfectaban un edificio residencial vinculado a un brote de COVID-19.
Si algo en lo que casi todos en el planeta coinciden es que los chinos son personas, notablemente inteligentes, sin embargo, acciones como esta, denotan que son cualquier cosa menos personas inteligentes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el primer alerta global, que indicaba que las mascotas podían contagiarse de sus dueños, hasta los más recientes siempre aclaró que no hay evidencia que los perros o los gatos, puedan transmitir el COVID-19 a los humanos, pero esto a casi dos años de la pandemia, todavía no parecen entenderlo las autoridades chinas.
Los mismos Centers for Disease Control and Prevention (CDC), “Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades”, de Estados Unidos, han aclarado que “Por el momento no existe evidencia de que los animales tengan un papel importante en la propagación del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, a las personas”.
Este nefasto e innecesario incidente ocurrió en el sureste de China y ha provocado no sólo la indignación del propio pueblo chino, sino también del mundo. Ahora, dueños de mascotas y activistas por los derechos de los animales, están más que nunca cuestionando el alcance de las estrictas medidas de control de la pandemia de un gobierno que no es capaz de respetar a los seres vivos.
El pasado viernes, la dueña de Chaofen, que fue golpeado hasta la muerte, compartió el vídeo de una cámara de seguridad en la red social Weibo (微博), (similar a Twitter) que mostraban a su perro acurrucado detrás de una mesa mientras dos personas vestidas con trajes de bioseguridad caminaban hacia él, y una de ellas blandía una barra de hierro.
Cuando los dos trabajadores pasaban junto a la cama con estampado de vaca del perro, uno de ellos golpeó a la mascota en la cara con la varilla mientras el animal, que gimiendo de dolor intentaba escapar hacia otra habitación a donde fue perseguido por este par de personas insensatas y crueles, para darle muerte a golpes fuera del ángulo de visión de la cámara.
La señora Fu, apellido de la propietaria del Corgi masacrado por estos empleados del gobierno de la provincia de Jiangxi, no dudó en hacer público el video en el que se ve la golpiza mortal que le dieron estas personas a Chaofen.
En una entrevista con un medio de comunicación local, la señora Fu, dijo que presenció la golpiza a través de una aplicación en su teléfono conectada a la cámara de seguridad de su hogar y usó un altavoz conectado a la cámara para rogar a los trabajadores que dejen a su perro tranquilo, pero sus súplicas fueron ignoradas.
La señora Fu relató que escuchó a su perro Chaofen llorar fuera de la cámara y minutos más tarde de que cesaron los gemidos, vio a los trabajadores llevándose los despojos de su mascota masacrada, una bolsa amarilla. La señora Fu, indicó que minutos después pudo ver sangre en el suelo, lo cual la consternó y lamentó el hecho.
Como era de esperarse, las redes sociales chinas que lejos de lo que se cree en occidente, son bastante activas cuando se trata de críticas a autoridades que comenten errores, estallaron en comentarios e indignación por el asesinato brutal del perro.
Lo sucedido con Chaofen, ha llevando de hecho, a algunas personas en China a cuestionar la confianza en el sistema, que promete que no le harán nada a su mascota y terminan matándola despiadadamente a golpes, sin ningún tipo de respeto por la vida animal o la propiedad ajena, pero también critican que las medidas no se aplican a todos por igual.
“Mucha gente cumple. Dejan de salir, usan máscaras todos los días e incluso piden comida para llevar en lugar de ir a restaurantes”, se lee en una publicación en la popular aplicación WeChat. “Entonces son puestos en cuarentena sin que sea culpa suya y sus mascotas son asesinadas, ¿Quién puede sentirse seguro al cooperar con la cuarentena?”.
La señora Fu, vive en Shangrao, una ciudad mediana en la provincia de Jiangxi y en una publicación en Weibo, dijo que había llamado a su perro Corgi, con el nombre de Chaofen, en honor a un famoso plato regional de fideos fritos. Igualmente la señora Fu, escribió que había dado negativo en la prueba del virus en el momento del incidente.
Tras el revuelo causado, al día siguiente, los funcionarios del distrito de Shangrao sólo se disculparon a través de un breve comunicado donde señalaron que los dos trabajadores que llevaron a cabo el procedimiento de “eliminación de bioseguridad” en la casa “en medio de una comunicación imperfecta” con la señora Fu, fueron retirados del servicio.
Vale destacar, que antes de entrar los ejecutores de este repudiable hecho al apartamento de la señora Fu, forzando la puerta, le manifestaron que no le pasaría nada a su perro Corgi, y que no se preocupara. No obstante, ellos no sabían que había una cámara de seguridad y que la dueña vería el atroz crimen en directo y que a pesar de pedirles que no le hicieran nada, lo mataron sin piedad.
Al perro no le fue practicado un test que determinara que el mismo estuviera contagiado de COVID-19, antes de ser brutalmente golpeado hasta la muerte. Aún así, las autoridades chinas miran con contemplación este tipo de actos que todos los días sucede en China y que a veces no pueden ser grabados por sus dueños.
En todo caso, se sabe que China está luchando por contener los brotes de COVID-19 en su país, el cual está diseminado en algunas provincias, en muy pocos casos, pero que de no contenerse pudiera salirse de control.
También se entiende que China se ha adherido a una política de tolerancia cero para contener la enfermedad y ha implementado estrictos bloqueos para eliminar cualquier rastro del virus, sobre todo a medida que se acercan la fecha clave de los Juegos Olímpicos Beijing 2022 que arrancarán el viernes 4 de febrero.
En todo el país, decenas de miles de personas han sido enviadas a cuarentena centralizada mientras continúa el trabajo de rastreo de contactos, ya que el control que se realiza con la App, si tan sólo una persona camina en un sitio donde ha estado un enfermo de COVID-19, ya con eso pasa a ser sospechosa de estar contagiada.
El debate continúa en China acerca de las diferentes formas de manejar a las mascotas de los contagiados de coronavirus. La propia emisora estatal de China Central Television (CCTV), “Televisión Central de China”, intervino en el debate, con un artículo de opinión titulado “Perro en cuarentena asesinado salvajemente”, que fue compartido en Weibo.
En este artículo, la CCTV señaló que no había una necesidad absoluta de sacrificar a los animales cuando se enfrentaba al COVID-19, citando prácticas en Beijing y Shanghai, que generalmente permiten mascotas de personas enviadas a cuarentena para acompañarlos o ser atendidos por separado. “No trate a las mascotas de otras personas como animales”, decía la publicación de CCTV.
“Hasta cierto punto, la forma en que una sociedad trata a los animales refleja su grado de civilización”. Pero de todas formas, este hecho es uno más de los que quedará impune en un país donde las autoridades bajo la protección de un partido, hacen lo que quieren y sin que tengan consecuencias.
La pregunta correcta para China sería: ¿Y si resulta que todos los Panda contraen coronavirus, acaso también los matarían a golpes?
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