Carter Page, un ex colaborador del equipo de campaña de Donald J. Trump afirma que sobre él pesaba una orden vigilancia secreta durante la investigación del Federal Bureau of Investigation (FBI), “Buró Federal de Investigaciones”, sobre Rusia
Page que introdujo una demanda federal por esto, afirma haber sido víctima de “espionaje ilegal”, por parte de funcionarios del FBI y el U.S. Department of Justice (DOJ), “Departamento de Justicia de los Estados Unidos”.
La demanda, que incluye al ex director del FBI James Comey, que fue despedido por Trump, el ex subdirector interino de esa agencia Andrew McCabe y un abogado de ese mismo organismo llamado Kevin Clinesmith. Esta demanda, pide de compensación unos $75 millones de dólares en daños para Page.
En su demanda señala que estos organismos incurrieron en varias omisiones y errores en las solicitudes que entregaron en 2016 y 2017 a la corte de Foreign Intelligence Surveillance Court, “Vigilancia de la Inteligencia Extranjera” para espiarle sus conversaciones telefónicas.
Supuestamente, tanto el FBI y el DOJ decidieron espiar sus conversaciones telefónicas ante la sospecha de que Page era un agente de Rusia.
“En virtud de que ningún solo hecho probado jamás estableció una complicidad con Rusia que implicara al doctor Page, jamás hubo causa probable para buscar u obtener las órdenes de la FISA dirigidas contra él sobre esa base”, afirmó Page en la demanda en referencia al acrónimo en inglés de la Foreign Intelligence Surveillance Act (FISA), “Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera”.
Tras esto, Page alega que ha recibido amenazas de muerte y secuestro, y ha sufrido pérdidas económicas así como un “daño irreparable a su reputación”, de acuerdo a lo que expone en la demanda, presentada el viernes ante una corte federal en Washington.
El texto de la demanda, se hace eco de las conclusiones contenidas en un informe del U.S. Department of Justice Office of the Inspector General (OIG), la “Oficina del Inspector General del DOJ”, que encontró problemas considerables en las cuatro solicitudes.
De acuerdo al testimonio de algunos ex altos funcionarios del FBI y el DOJ implicados en autorizar la vigilancia a Page, estos señalaron que no lo habrían hecho si hubieran sabido el alcance de los problemas.
Según estos mismos ex altos funcionarios, a raíz del precedente que sembró este caso, el FBI ha emprendido más de 40 medidas correctivas dirigidas a mejorar la precisión y rigurosidad de las solicitudes.
Page en su denuncia, acusó al FBI de confiar excesivamente en la información de Christopher Steele, un ex espía británico cuya investigación durante la campaña de 2016 sobre los presuntos vínculos de Trump con Rusia fue financiada por los demócratas y que no arrojó resultados.
La demanda que introdujo Page, se basa en que el FBI no informó a la corte de vigilancia que la fuente principal de Steele tenía información contradictoria que el británico se la había atribuido a él, ni que Page había negado a un informante del FBI tener “implicación alguna con Rusia a nombre del equipo de campaña de Trump”.
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