El ataque de este viernes con un avión no tripulado MQ-9 Reaper en Afganistán, el cual voló desde Oriente Medio, tuvo como objetivo a dos «planificadores y facilitadores» de la filial local del Estado Islámico (EI) que viajaban en un automóvil cerca de la ciudad oriental de Jalalabad, dijeron el sábado fuentes oficiales estadounidenses.
El ataque con drones se produjo como represalia a tan sólo dos días después de que la filial del Islamic State Khorasan Province (ISKP), «Provincia del Estado Islámico de Khorasan» también llamada ISIS-K, se atribuyera la responsabilidad de un atentado suicida en las afueras del aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul, que mató a 170 personas y dejó más de 200 heridos.
Este feroz ataque se realizó justo en el momento que las fuerzas occidentales que operaban el puente aéreo se preparaban para más ataques. Desde el día del ataque terrorista, el presidente Joe Biden, había prometido dar caza a los responsables y hacerlos pagar por el atentado. En un comunicado reciente, el presidente Biden prometió más ataques y advirtió es inminente la probabilidad de un nuevo ataque del ISIS-K.
“La situación en el terreno sigue siendo extremadamente peligrosa y la amenaza de ataques terroristas en el aeropuerto sigue siendo alta”, dijo el presidente Biden. En una sesión informativa más temprano el sábado, el Pentágono dijo que dos «objetivos de alto valor» murieron en el ataque y un tercer individuo resultó herido, pero no dio más detalles. Se cree que las tres víctimas viajaban juntas en el vehículo impactado.
Sin embargo, no hay indicios de que los objetivos del drone estuvieran involucrados en la explosión del jueves. «Han perdido algo de capacidad para planificar y llevar a cabo misiones [pero] nadie dice ‘bueno, las conseguimos, no tenemos que preocuparnos por [ISKP]’ … El flujo de amenazas todavía está activo, sigue siendo dinámico«, dijo un portavoz del Pentágono.
Los talibanes condenaron el ataque nocturno con aviones no tripulados estadounidenses, que tuvo lugar en la provincia de Nangarhar, una zona oriental que limita con Pakistán. «Los estadounidenses deberían habernos informado antes de realizar el ataque aéreo, fue un claro ataque en territorio afgano«, dijo un portavoz talibán, quien además señaló que dos mujeres y un niño resultaron heridos en el ataque.
Aunque el Pentágono desestimó que el ataque provocara víctimas civiles, un anciano de la comunidad en Jalalabad confirmó la versión de los talibanes. El anciano dijo que tres personas murieron y cuatro resultaron heridas en el ataque con aviones no tripulados estadounidense.
Pero los analistas insinúan que es probable que la información de este ataque con drones contra ISIS-K, tenga como objetivo en parte tranquilizar a un público estadounidense que está conmocionado tras la retiradas de las tropas de Afganistán y como una muestra de que las capacidades antiterroristas de su gobierno en ese país, permanecen intactas a pesar de la retirada caótica.
«Tenemos los medios para llevar a cabo las capacidades antiterroristas en el horizonte y nos defenderemos«, dijo el portavoz a los periodistas, y agregó que los objetivos del ataque con drones «ya estaban en el radar de Estados Unidos«.
El atentado del jueves centró la atención en ISKP, que anteriormente había sido visto solo como un actor menor en Afganistán y uno de los afiliados más débiles del Islamic State of Iraq and Syria (ISIS), «Estado Islámico de Irak y Siria» en todo el mundo, pues cabe recordar que esta organización terrorista posee células durmientes en una gran cantidad de países de Asia, Europa e incluso se sospecha que en Latinoamérica.
ISIS que también conocido como Estado Islámico (EI), es un grupo terrorista que fue fundado en 2014 por representantes del liderazgo central del EI en Irak, que reclutó a unas pocas docenas de comandantes talibanes descontentos y desertores de otros militantes de la región.
Para 2018, ISIS se había apoderado de un territorio significativo en distritos cercanos a la frontera con Pakistán en la provincia oriental de Nangarhar, donde el ataque con drones ocurrió alrededor de la medianoche del viernes. El nombre «Khorasan» fue dado por los gobernantes imperiales islámicos medievales a una región que incluía el Afganistán moderno, por lo que se autodenominaron ISKP.
A pesar de su ascenso público esta organización fue el objetivo de grandes ofensivas de las fuerzas gubernamentales y de los Estados Unidos, que ya en el año 2019 causaron muchas bajas en ISKP y los obligaron a retirarse de su bastión en la zona de Nangarhar.
Pero, los propios combatientes del Talibán, que veían al ISKP como una amenaza para su campaña para tomar el control de Afganistán, también atacaron el enclave del grupo, como resultado tuvieron que pasar a inactividad las células de combatientes que aún conservaban.
En un informe reciente compilado a partir de inteligencia proporcionada por los países miembros, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dijo que ISKP se había reducido a 1,500-2,200 combatientes aún cuando en su mejor momento llegó a tener poco más de 3,000 combatientes. Pero eso no ha impedido que el ISKP haya comenzado a intensificar su nueva campaña de violencia este año.
En los últimos meses, los comandantes de ISKP han estado entre los principales clientes de los traficantes de armas locales alrededor de Jalalabad, lo que sugiere que algunas de sus redes han sobrevivido. El viernes, un alto comandante talibán en Jalalabad dijo que algunos miembros del ISKP habían sido arrestados en relación con el ataque de Kabul.
Los miembros del ISKP tienen claras diferencias con los talibanes, ya que ven a éstos como apóstatas, acusando a los nuevos gobernantes de Afganistán de ser «asquerosos nacionalistas» que han comprometido su fe al negociar con Estados Unidos y otras potencias internacionales.
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